miércoles, 23 de febrero de 2011

De aromas y sabores

Yo aprendí a cocinar por él.

Me convertí en lo que soy por él.
Entre aromas y sabores intercambiamos mas que recetas.
Cocinábamos juntos.
Yo por él, fui azafata, chef, soltera empedernida y princesa glamourosa.
Yo por él ví el mundo.
Tardamos años en descubrir que él era quien siempre estaba para mi...
 y viceversa.
Giré con mi mundo alrededor de su mundo.
Comí y bebí uno a uno sus cócteles y platos. Lo degusté. Horas dentro de mí. Para aprehenderle el sabor.
Quien más sabe, dijo una vez," no hay placer mejor que un buen vino, una buena mujer y un sexo esclarecedor".
Quizás por eso es que siempre ando llevándome los dedos a la boca.
Para recordarte en el sabor de mis manos. De mis dedos
Los que te acariciaban degustándote.
Dedo a dedo, con mis yemas, jugar con las formas de tu rostro. Tus pómulos, tus ojos y tu sonrisa. La textura de tus labios.
Bajar rodando y danzante por tu cuello, jugar con tu lóbulo mientras con las manos acaricio tu pelo y me presiono contra tus caderas.
Olerte. Bajo cuello. Mentón. Morderte un poco la pera.
Succionarte con mi lengua.
Leerte los mapas del mundo. Zambullirme en el océano índico. Navegar en el pacífico. Ahogarme en la profundidad de tu orgullo, morir y renacer en las orillas de un beso tuyo en Nepal.
Presenciar cómo invadís toda mi tierra para proclamarte victorioso.
Para proclamarte mío. Hacerme tuya.
Colonizar mi sexo y mi cordura. Arrasar con todo a tu paso. Devastarme.
Pero al instante renacer, crecer y expandirme. Para ser vida.
Ser vida, madre y mujer.
De vos. De él. Nuestro.

domingo, 20 de febrero de 2011

Dónde estas II

Me dejaste en un lugar al cual no quiero regresar jamás en la vida
Me duele tantísimo ahí donde nadie quiere que duela

Me refugie en las lágrimas porque no había otra cosa que hacer
He roto espejos por no soportar mi mirada vacía del sentido que le dabas
Estuve al borde de dejarme vencer
Mi cuerpo tiene cicatrices, heridas y moretones que no se irán jamás
Te extrañe tanto que no concebí otra vez los colores
Pero aun escucho tu voz diciéndome cada mañana que es tiempo de seguir
Y como si fuese fácil, me lo creo
Y me disfrazo y salgo a la vida, a vivir como se puede
A vivir con vos. A vivir por vos.
Como si aun estuvieras acá.

viernes, 18 de febrero de 2011

JODER QUE ESTO SÍ ES ESTAR TRISTE

Acordarme de lo que pudo ser y no será jamás. Quedarme con mil doscientos besos en los labios.
Acumular los papelitos que jamás me oíras leerte antes de dormir.
La sensación amarga de tu cuerpo imponiendo el vacío en mi colchón, noche tras noche.

Intenté cambiando la cama.
Intenté yendo por el aire.
Saque fotos pero salí borrosa
Mordí otros labios y recorrí otros continentes.
Creí.
Pero hoy ya no pude más. De nuevo tropezando con las mismas montañas de años atrás.

Te necesito tanto tanto que me convenzo cada vez mas un poco mas que no podré sin vos.
Hay momentos en que pensar en ti es solo como una broma macabra.
Recordarte. Darme cuenta que no estarás. Nunca mas. Ever again.


No estarás aquí para jugar con mi pelo. Para llevarme a volar en avioncitos de papel. No harás origamis para redecorarme tu existencia. No construirás castillos de arena en las playas de invierno. No me morderás al hacer el amor. No dibujaras nunca mas una sonrisa distinta en cada desayuno.
No veremos el último invierno con nieve de Japón. No seremos los que en un andén de tren, en un lugar ajeno, nos besaremos para volvernos lascivos, incisivos...torpes.
Querré pero no podré, jurar que eran mentiras, una a una, las negaciones que te daba en palabras; mientras en el acto te regalaba todas las afirmaciones mas temperamentales y vicerales.


Fui tan tuya y tan de vos. Cada uno de tus vos con una mi. Con Yo. conmigo.
Fui tan tuya y tan de vos, que cuando te fuiste, te olvidaste de dejarme mis partes.
Soy tan tuya porque aun hoy, estoy con vos. No me fui conmigo ni me quedo contigo.
No me quedo. En ningún lado.
Porque aun hoy, sigo buscándote.

lunes, 14 de febrero de 2011

Dónde estas I

Cada noche, Cuando entre bostezos llamo un taxi o manejo camino a casa
Con la piel seca de transpiración húmeda
La boca reseca de sabor amargo y el sexo cansado
Después de haber besado a todos los hombres que no son vos
Descubro que pese a todo, algo sigue intacto dentro mío.
Todo ese tesoro que guardo y llevo de un lado al otro oculto
Porque no puedo compartirlo con ellos
Porque no puedo darselos
Porque simplemente, no son vos.

El hombre de papel

Perdonarse. Aprender a caer. A pedir perdón.

Correr por la playa solo para alcanzarte.
Besarte cerrando los ojos.
Dormir de corrido más de seis horas a tu lado. Que no haya despertadores ni conserjerías de hotel.
Hacerle más caso a la imaginación que a la realidad. Dejarme vencer por una sonrisa como tu mejor arma.
No darme nunca nunca por vencida.
Olvidarme de quien sos, pero reconocerte siempre…Y encontrarte mío.
Borrar mi nombre y dirección y que solo cuente mi piel y mis ojos. Que me encuentres siempre. Tuya.
Cambiar reglas, vencerlas, reinventarlas. Cambiar los trajes, las pieles, los tableros.
Viajar a una playa para sentarme frente al mar, envuelta en tu cuerpo y no sentirme pequeña ante semejante inmensidad.
Atarme los cordones con mayor precisión para no tropezarme con la realidad.
Olvidarme de que afuera hay mundo cuando tu boca me muerde y te nombro como al hombre que olvidó mi nombre.

martes, 8 de febrero de 2011

Yo quiero

Que me leas. En palabras, miradas y pieles. Ver una película una vez por semana en tu cama. Escribirte y que nadie entienda nada. Aprender a cocinar conejo a la cazadora. Tener mas vestidos de flores.
Comer comida tailandesa una vez por semana. Volver a Kho Phi Phi una vez por década.
Que sigas tirando piedritas contra mi ventana cada noche hasta que acabes por romperla si es necesario.
Que sigas gustando de mi. Que sigas disfrutando que esté loca.
Que entre aeropuerto y aeropuerto, haya miles de millas para acumular.
Y que nunca sea ni demasiado tarde ni muy temprano para aprender a decir tequiero.

jueves, 3 de febrero de 2011

Pupurrula IV

Un día de estos, cualquiera, echaré sobre mis hombros todos los recuerdos,
mis pequeñas angustias pasadas y algunas alegrías que he vivido.
Con este breve equipamiento subiré a una nube que transcurre por el cielo de París y marcharé en ella;
nadie después volverá a saber de mí.
Algunas cosas que escribí en noches desvelada atestiguaran que existí Junto a la gente,
que me gustaban las flores y los pájaros que soñé con un niño que tuviera los ojos de un hombre que ame, que transité las calles bajo las lluvias otoñales como si fuera una sombra ajena. Sí, cualquiera de estos días treparé en una nube. Me fundiré en ella. Después seré lluvia, para regar un jardín, para que me beban los sedientos gorriones, para ser un charco de agua donde un niño haga navegar un barco de papel.
Entonces todo será distinto y hermoso. Cualquiera de estos días me echaré sobre los hombros mil atardeceres, algunos tristes, otros felices.
Buscaré una nube, la que sea. Para que me lleve lejos y me convierta en lluvia, para contarle a otros tiempos que amo a un hombre sencillo, para decirle al mar que a ese hombre le he dado mis ojos para alinear su sombra, mi amor para que en su alma el dolor sea leve, para cuidarlo y no dejar que nada lo lastime.
Cualquiera de estos días…
                               Seré definitivamente feliz

miércoles, 2 de febrero de 2011

Loca un poco nada más

No sé (Cé) el mes. Supongo junio-julio. Hacia frío.
Me llamaste para cambiar mi cita al gimnasio por una cena con vos.
Botas caña alta, un jean elastizado con el que sueño volver a vestir cuando mi figura me sea devuelta, un súper saco que tengo diseñado en mi cabeza para la próxima colección de otoño/ invierno color blanco, con ribetes rojos quizás, azules sino, negros de seguro.
El cuello es lo más lindo. Original. Tengo flequillo y el pelo largo. Cartera negra.
Toco portero. Llego a ese edificio por el cual paso casi día de por medio.
Donde sé vive tu padre. Donde tengo mi cita. Donde me espera mi sueño.
Mi sueño es un beso tuyo.
La tormenta amenaza mi noche de velas, el viento me despeina y trata de volarme para quitarme la tonta sonrisa.
Y de plano seguido, me veo entrando. Te veo mirando. Mirando. Me
Tratamos de convencernos que todo podría ser como lo fue.
Pero algo que no siento veo en nuestra mirada y me voy sin, me dejas ir y nada más es dicho. Y llamo al ascensor y cruzo la puerta. Y para ese entonces ya llueve como anoche.
Y para ese entonces vos ya no estas parado mirándome a lo lejos diciéndome adiós o hasta luego. Y la lluvia ya no me dibuja una sonrisa. No me la quita. No me da miedo. No me da nada.No me nada... Pero me moja como pocas veces.
Una lluvia que moja en sueños como me mojaba de niña. Y el agua me hace más fuerte, más valiente, más impulsiva. El frió me carcome y pienso que no es justo no intentar. Intentar. Ahora pienso que pensé. Pero no sé si pensé de veraz.
Pero el ascensor que me bajo me subió nuevamente. Y la puerta de abrió y no te dije nada. Ya el pelo estaba arruinado, el rimel corrido, la sonrisa opacada, el flequillo desprolijo. Sin embargo tenía todo lo que debajo de eso, no había tenido la primera vez que subí.
Te abraCé para decirte que te extrañé quizás. Supongo. No sé que pensé. Pero en mi sueño sentí como siento en este momento.
Acababa mi agonía de saber que sentirá mi piel cuando vuelva a tenerte cerca.
Sentirá estremecerse como siempre o serás un desconocido al que le hice el amor unas noches atrás. Algo atrás.
No había diálogo en mi sueño. Había piel. Mucha piel. Piel desnuda.
Piel conocida, piel deseada, piel desdeñada. Hajada
Tu boca fue pulpa, fue vino, fue sabor conocido, fue sabor nuevo y tu piel fue mía.
Una vez mas MIA.
Cuando el plano cambió ví mi figura parada al lado de la ventana. No había luces, pero me reconozco por la luz del edificio de en frente. Y por el humo de mi cigarrillo. Por mi perfil. Por mi ropa interior negra. Por el porta ligas que encontré en mi cajón de antaño.
Soy yo.
Sos vos el del sillón. El que me mira tratando de reconocerme a pesar de la oscuridad y del paso de los meses.
Y las fotos no sé si son de mi imaginación o de Nikon. Porque aún me miro y me gusto en esa desnudez. No sé si me ví a través de tus ojos o de lo que tus ojos plasmaron con tu cámara. No ví si las fotos de mi desnudez fueron una pose atrevida de nuestro reencuentro o si son solo un recuerdo tardío.
Veo las fotos ahora.
Mi espalda curvada sobre las sabanas. En un tono de gris, de blanco y negro, para disimular las imperfecciones de mi cuerpo y de mi piel. Mis brazos, mi sonrisa. Un plano a mis dientes. Un plano a mi abdomen. Un plano a mi desnudes. Que le hizo frente a la lluvia, al viento, a tu departamento. A tu cita, a vos. A la vida, al destino, al pasado en el que no pude hacerte mío como en ese sueño.
Como desearia que hoy no estuvieras con ella. Que no estuvieras tan lejos. Que no fueras de otra.
Que fueras mío.
Que fuera tuya.
Que fuera Córdoba
Y más que ninguna otra cosa....
                                          que la tormenta que sigue afuera,
                                hiciera que el teléfono sonara
                                                                                 y me pidieras una cita.