lunes, 14 de febrero de 2011

El hombre de papel

Perdonarse. Aprender a caer. A pedir perdón.

Correr por la playa solo para alcanzarte.
Besarte cerrando los ojos.
Dormir de corrido más de seis horas a tu lado. Que no haya despertadores ni conserjerías de hotel.
Hacerle más caso a la imaginación que a la realidad. Dejarme vencer por una sonrisa como tu mejor arma.
No darme nunca nunca por vencida.
Olvidarme de quien sos, pero reconocerte siempre…Y encontrarte mío.
Borrar mi nombre y dirección y que solo cuente mi piel y mis ojos. Que me encuentres siempre. Tuya.
Cambiar reglas, vencerlas, reinventarlas. Cambiar los trajes, las pieles, los tableros.
Viajar a una playa para sentarme frente al mar, envuelta en tu cuerpo y no sentirme pequeña ante semejante inmensidad.
Atarme los cordones con mayor precisión para no tropezarme con la realidad.
Olvidarme de que afuera hay mundo cuando tu boca me muerde y te nombro como al hombre que olvidó mi nombre.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Eso es lel amor, pero eso hay que vivirlo todo el año, Un saludo

Anónimo dijo...

Tendré que llevarte al mar solo para que corras tras de mi. En mi mente ya no suena extranio..
Feliz día. se que hoy es tu dia

Amor primario dijo...

Marian...No estarás pidiendo mucho?!! Jajaja. Ojalá fuera todo el año. Algunos nos queda la dulce amargura de hacerlo de cuando en cuando.

Anónimo: No venga acá resguardandose en el anonimato prometiendo cosas tan bonitas. De la cara y lo charlamos. Yo corro..pero muy rápido.
Y sí. Es mi día. Todos los días.

Scotos dijo...

Lo de los cordones me ha gustado. Me gusta más cuando andas descalza y tus piecesitos dan vida a irrealidades.