lunes, 20 de junio de 2011

Puedo olvidarme de vos. Pero no de lo que sos.

Sobreviví un tiempo.

Conviví en mi soledad. Alejada de cuanto ser intentara encenderme.
Hice mi luto.
Aprendí a olvidar los detalles que te mantenían vivo en mi.
Y hoy un papel que escribí meses atrás me recordó cuanto amor inmenso tuve por vos. Cuanto amor eterno he de sentir por vos.
Como pude olvidar cuanto placer me daba morderte la panza. Lamerte la piel blanca, suave como la de un bebé. Cómo olvidé que con solo soplar contra tu nuca yo podía ser la dueña de tu mundo y perderme en tus tierras. Colonizarte. Zambullirme en vos. Poseerte y hacerme tuya.
Que desazón sentir que jamás volverá ese tequiero de letras pegadas y amontonadas unas a otras. Sin espacios. Porque en el tequiero de como yo te quería no había espacio en el medio, no había lugar ni  respiro. Era toda una vida misma en ese sentimiento.
Sí. Me enamoré al final. Mierda carajos.
Para qué?
Si hoy ya no estas conmigo.
Me enamoré para vivir in eternum el resto del futuro con el recuerdo pesado de ese amor hermoso que me diste.
Un beso que duro dos semáforos. Un amor que finalmente aprendió la distinción semántica de tener sexo y de hacer el amor.
Un amor. Cien recuerdos que mi mente me esconde a diario para poder seguir adelante. Para no dejarme vivir en la memoria.
Que enfermedad cruel la de tu recuerdo. Que pese a mis intentos por seguir al pie de la letra esta vida, se me queda en el maldito eco de tus labios sobre mi piel. Sobre tus rulos a primera hora de la mañana.
Sobre tu rendición ante mi. Por tu mirada de niño recién venido al mundo.
Tu piel, la blancura de tu piel. Su textura.
Vos en mi. Un antes y un después.
Vos. Siempre vos. Mi durante. Todo un durante eterno que jamás se me borra.
Va conmigo cada vez que me siento con la guardia baja y me dejo conocer.
Me gustaría un regalo de vida. Una sonrisa tuya hoy. Correspondida. Un abrazo. Que dure toda la vida con un semáforo en verde titilante.
Lleno el vaso... alzo la copa y brindo lo que nunca será.
Por lo que no volverá.
Por el recuerdo de tu cuerpo apoyando mis genitales y mi ebriedad. Brindo por la Era Hastings. Por los mensajes a las tres de la mañana. Por las charlas interminables. Por las visitas desde otras ciudades. Por las confidencias, los ánimos mutuos, por las cosquillitas gourmet, por los mensajes de texto que aun no puedo borrar. Por la saliva mía que aun queda de vos. Tuya. Húmeda.
Te extraño tanto. Mucho más aun. Volver siempre a vos es una excusa para sentirme viva por un instante.
Durante.
Te extraño.
No encuentro caminos para llegar a vos.
Veni a buscarme por favor.
todavia te amo.
Aun
Ayer
Hoy
Y mañana
Siempre