miércoles, 8 de diciembre de 2010

Eso que llevas dentro

Ana llamó anoche, preguntando si podía acompañarla a “un lugar” hoy por la tarde. Si bien me pareció extraño, viniendo de Ana, pude aceptar sin desconfianza.

Mientras manejaba hacia la reunión, como ella le denominó, estaba algo nerviosa, nada sumamente perceptible, pero se la notaba algo extraña.
No dijo mucho y no me atreví a pedir más datos. Estaba expuesto que ella solo me necesitaba ahí por alguna razón y soy lo suficientemente amiga como para no exigir explicaciones cuando no hay palabras para darlas.
Hoy, Ana, lloró ante 12 personas. Se abrazo con la mitad de la gente que estaba en esa reunión. Admitió cuánto coraje y cuánto valor tubo que unir para llevarme ahí.
Yo estaba en una sillita, sentada en un círculo de personas que hablaban de cosas extrañas, actos terribles, odios tremendos, hechos lastimosos y penosos.
Ana contaba que vomitaba cada vez que comía cualquier cosa sólida.
Ana contó que la primera vez que se vio gorda estaba en mi casa.
Y que aquel vestido azul no le quedo como ella necesitaba. Enumeró una a una las causas por las que se atraca con comida, buscando rellenar huecos que siente en su interior.
Por varios minutos me pareció estar oyendo a una extraña. Si no fuera que conozco el timbre de su voz tanto como el mío, hubiese jurado que ese discurso no era suyo.
Mi amiga Ana estaba pidiendo ayuda a gritos. Estaba diciendo que cada vez que algo no satisface su exigente estandarte de realización se atosiga con bocados de cosas engordantes para saciarse.
Se lastima solo porque las cosas no salen como espera. Come o devora como dijo, solo porque algo falla o falta.
Con Ana crecimos juntas, tuvimos etapas parecidas, simbiosis de períodos, charlas inagotables de noche en pijamas y de días con termos de mate.
Es una mujer increíblemente inteligente, y no porque lo digo yo, sino que lo es. Es bonita, a su modo. Quizás no es la belleza más convencional del par de tetas grandes con el pelo lacio y rubio y el metro setenta, pero es bonita. Tiene pestañas lindas, una sonrisa algo tierna, bonitas piernas y un sentido del humor que atravesaría a cualquier hombre guapo.
Después de oírla un rato, me largue a llorar. No pude evitarlo. Su historia estaba conmoviéndome hasta a médula. No sé exactamente si sentía miedo, terror, culpa o responsabilidad.
De pendeja nos juntábamos a retorcernos la panza para sacarnos los rollitos, hacíamos competencia de cuantos kilos podíamos perder en una semana, aunque no había nada que reducir, más que el grado de idiotez.
Perdoname Ana. Siempre pensé que esa época había pasado.
Siempre creí que estabas bien.
Pensé que llamarnos sibaritas era glamoroso y no ví cuánto daño había en todo eso de fabular con la comida. Al final no era un chiste.
Volvimos a casa y nadie dijo nada en el camino. Ella maneja mientras lloraba por lo bajo. Yo no sabía donde ubicarme frente a su dolor. No sabía como ayudarla. No quería decir palabras estúpidas. No quería rellenar el vacío con algo que no le ayudara realmente.
Cuando uno es real amiga, sabe que el silencio vale más que mil boludeses juntas en momentos como ese. Pero me enfurecí conmigo misma por no encontrarme en palabras para ella.
Yo, que siempre tengo palabras.
Justo para ella en este duro momento no?
Le sugerí pasar más tiempo con ella para evitar que recayera en esos hábitos que después la lastiman más. Pero me dijo que necesitaba una amiga, no un guardia. Entendí.
Y mi único consejo fue que empiece por admitir que no puede manejarlo sola.
Tal vez me equivoco, pero pensar que solita va a reciclar viejos hábitos, no va a llevarla a modificar nada.
La abracé y me pidió que me bajara del auto.
Me quemé el cerebro buscando porqués, buscando causas y esas cosas embrolladas al pedo.
Solo necesito ayudarla. No quiero ver sufrir a Ana. Y llevarme a ese lugar, fue su forma de pedirme ayuda. Lo sé.
Aun no decodifiqué donde ubicarme, ni qué decirle. Solo estoy acumulando muchos abrazos y muchas sonrisas con risas, para hacerle ver cuán bonito es el mundo. Cuan bonita es ella. Abrazarla y decirle cuanto la quiero.
Sería inútil recordarle las cosas de mujer brava que ha hecho, los mil mundos que ha creado, los cielos que ha recorrido y las metamorfosis por las que ha atravesado solo con un par de raspones.
Solo quisiera poder abrazarla y sanarle las heridas. Lo juro.
Si solo pudiera ser suficiente…

12 comentarios:

Anónimo dijo...

abrazala igual, aunque no sea suficiente

Nada más importa dijo...

Contradictoriamente yo creo que ese abrazo que queres darle puede ser suficiente y no. Lógico que no va a abandonar su problema solo por eso, pero que de esa forma va a sentirse mejor,seguro.
Es penetrante lo que contaste y tu forma de describirlo aún más. Pero de imaginar estar en tu lugar, creo que haría exactamente lo mismo.
Mirá, hace un tiempo que venía con varios problemas,(yo), problemas de esos que son reales y un poco de esos que solo se recrean, laten y agovian dentro de la mente. Pero el caso es que me estaba haciendo mucho daño. Pensaba todo el día, y era como que solo existía eso y no veía que tenía más cosas en mi vida que podian llegar a ser hermosas.
En un momento dado comienzo a notar que me sucedía algo con la comida, no sé, algo raro. Se podría explicar diciéndote que de alguna forma, la comida me sacaba de la mente otras cosas, ocupaba lugares vacíos y hasta modificaba la imagen que me devolvía el espejo, (que es el eterno complejo de toda mi vida).
Sentía y notaba que comía de más, a cualquier hora, lo que fuera, pero de un modo raro y muy ansioso. Y al final solo tenía ganas y una terrible necesidad de vomitarlo todo.
Tuve miedo, entonces tuve que ir a buscar ayuda. No a lugares como el que vos contás, porque no había llegado al mismo punto que tu amiga, pero sí fui con alguien que creía podía ayudarme.
Y lo hizo. Solo con hablar, gritar, sincerarme al extremo más doloroso, y llorar mucho pude solucionar lo que estaba pasándome con la comida.
Aunque, siga en consultas y con quilombos en la cabeza, pero al menos, aprendí a no desahogarme haciendo eso.

Así que, primero, vos no tenés la culpa, ni contribuiste a que ella esté de esa manera, porque no es así.
Uno lo hace y ya, y si la gente no se da cuenta no quiere decir que esté contribyendo con eso.
Por otro lado, sos una amiga hermosa si estás esperando el momento para darle tu abrazo y tus más bellas sonrisas. Y también ella lo es, al darte un lugar tan importante y la confianza tan profunda de contarte y hacerte partícipe de su dolor y su problema.
Yo estoy sola, porque mis amigas solo están para envidiar mis cosas nuevas, que ando en auto, que vivo en pareja, que estoy mejor que cuando me conocieron y también se dan su tiempo para hablar mal de mi novio. Y eso, que querés que te diga, no ayuda...

Así que si vos te valorás como amiga, (como lo hacés en todo el texto), ella lo va a sentir y valorará incalculablemente ese abrazo que queres darle.

Comentario extenso, pero el tema me pareció demasiado importante, y al tener ciertas similitudes con lo que viví, quise contártelo.
Espero no te moleste.

Besos y te envidio.
También yo quisiera tener una amiga así.

Nada más importa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lila Biscia dijo...

pienso tal cual dice Osc.
a veces el lugar de las amigas, es simplemente el abrazo lleno de amor. Abrazos que transmiten apoyo y cuidados...

beso.

Pablo dijo...

El abrazo es suficiente, no sientas culpa porque fue un juego inocente. Nada más claro para ver como absorve las experiencias cada uno que lo que contas: se criaron juntas casi, vivieron situaciones parecidas y aún así a cada una las cosas las movieron de forma diferente!

Que te pida ayuda a vos ya es todo lo que necesitas saber para estar, pero ello lo dijo con una claridad envidiable: no necesita un guardia! Te necesita a vos porque ella sabe que con lo que podes darle ya es suficiente!

Beso

Georgia SinClaire dijo...

...


(en fin)

Amor primario dijo...

Oscuro: La idea es hacer algo más que lo suficiente. Sino me siento idiota y poco amiga. Pero bue, por ahora, hasta que se me prenda la lamparita, la abrazo como choncaco! (creo que ustedes los porteñitos no saben que es eso!) Beso.

Nada mas importa: Eso es lo que yo llamo un comentario de verdad! jaja. Gracias. No solo no me ofendí sino que me ayudó. No sé si soy la amiga perfecta, pero actuo de corazón asique eso sí me define. Ojalá sigas mejor con ese temita, hoy por hoy, creo que es más común de lo que todos pensamos. Suerte para usted, y gracias nuevamente.
Ah, y una pena lo de sus amigas, no consideró buscar algo más valioso? Cualquier cosa que necesite, chifle, no seré su gran amiga, pero si en algo puedo ayudar, gustosa lo haré. Abrazo.

Lulis, a falta de imaginación, abrazaré como oso!. Gracias.

Pablo: A veces uno se siente responsable aunque no lo sea....

Hugo dijo...

Por lo que escribís, es evidente que ella tiene la suerte de contar con una gran amiga, de esas que nunca la van a dejar sola.

Un abrazo, si bien a muchos puede no parecerles la gran cosa, en momentos difíciles pueden cambiar muchas cosas. No lo subestimes.

Tom dijo...

La respuesta la dijiste vos ahí mismo.

Demostrále que el mundo es bonito y es mejor disfrutarlo que sufrirlo. Va a costar, pero te tiene a vos para abrir los ojos. Y entonces la vas a ver reir. Y vos, a su lado con ella.

Amor primario dijo...

Hugo: Sí. Así es. Mientras esté a mi alcancé, ella nunca estará sola. Pero mi punto es que no se sienta sola, más allá de que lo esté o no realmente.
Por eso lo de creer que no es suficiente.

Tom: De a poquito vamos riendo más..incluso del tema! Con humor todo es más fácil. Beso

deMónicamente dijo...

una no es responsable por lo que padezca una amiga...pero, sí lo es por lo que pase después.
estar cerca para mí es importantísimo...del modo que sea, como ella lo necesite, cuando el tiempo lo permita...eso es necesario.
el abrazo de una amiga, no tiene precio!!
gracias por compartirlo, bonita!
kisses

Amor primario dijo...

Demonicamente: A veces es inevitable poner responsabilidades. Reales o ficticias. Y gracias a vos por las palabras.