domingo, 13 de junio de 2010

La gran in/Desicion

De niña siempre fui inquieta. Pasaba mucho tiempo arriba de los árboles, corriendo en algún juego, tratando de hacer rendir el día, exprimiéndolo, experimentándolo. No quería siestas ni recreos.
Mi adolescencia, fue una etapa sumamente intensa, en la que toda experiencia nueva era de tal intensidad que vivía en una constante revolución. Nunca supe de grises, y fue en esta etapa quizás, donde la vida me sonó más que nunca, a vivir o morir.
Los primeros años de mis 20, se pasaron en un suspiro.
Hoy, me siento a hacer un balance.
Desde siempre, asocié el futuro con un positivismo claro y pujante. Lo desconocido, lejos de paralizarme, siempre me generó expectativas y se me planteó como un desafío.
Asocié la rutina con lo gris, con lo triste, lo encasillado, lo preestablecido. No se podía improvisar en ese libreto de rutina, no se podía ser espontáneo y salir por las calles a pasear sin rumbo. Había normas que seguir, reglas que acatar y comportamientos que respetar.
Tuve, tengo y de seguro tendré grandes y marcados defectos, poseo grandes tristezas, pero infinitas alegrías también. Tengo solo dos amigas, pero son de las grandes, y acompañan para construir grandes momentos. De mi único amor, solo tengo grandes recuerdos. Todo era grande aunque yo fuera tan pequeña. Todo era grande, todo era mucho. Cuanto más de algo, mejor. El exceso de cualquier cosa era más y mejor, aunque ese exceso me llevará tan abajo después de haberme llevado tan arriba. Exceso de adrenalina, de amor, de vida. No importaba de qué. El punto era el exceso. Aunque a veces fuera de miedo, de tristeza o de soledad compartida, la cual es, por lejos, la peor de todas las soledades juntas.
Lo que sucede es que no me siento una persona políticamente correcta. No sé entablar conversaciones correctas en el ascensor, no sé disimular mi mal humor, ni el enojo ni la alegría. No puedo evitar escupir mis verdades como si fueran las únicas, no puedo callar mi amor porque siento que en eso se me va la vida.
No soy una persona religiosa, no rezo y jamás he ido a misa.
En mí, el desorden es lo más probable, lo mas natural, lo más lógico. El orden es solo una norma impuesta por otros hombres que no saben por donde andar, y necesitan un camino señalado. Yo salgo de casa apurada, cargada de abrigos, sombreros, medias y maquillaje, dispuesta a ganarle las horas a mi día, ganarle con astucia al tiempo maldito que me arrebata las estaciones en el calendario.
Cansada de escuchar críticas y pronósticos anunciando mi pronta madurez, decidí viajar al otro lado de mi mundo.
Vivir lejos del blanco o del negro para mi, era acercarme a la simplicidad de la existencia, sin sobresaltos. Corría el riesgo de despertarme un día y saberme gris, disfrutando como cualquier burgués, de las costumbres cotidianas. Lloraba antes de poder concebir la realidad sin la constante novedad del desconcierto, sin lo nuevo, sin poder asimilar cada cosa nueva como algo maravilloso y excitante.
El día que volví del otro lado del mundo, me senté en el techo de la casa de mamá a mirar los pájaros. Las tejas. Me senté a sentirme más cerca del cielo.
Y así de repente comprendí que llevaba años dando vueltas al mundo, y el mundo dándome vueltas a mi, pero que lo que realmente era yo, seguía intacto en mi. Puse tanto empeño en vivir dentro de ese torbellino que no pude escuchar la otra parte de mi. No puede verme en la quietud, no pude verme entre la multitud.
Era hora de admitir, que yo no quería ser famosa, ni me interesaba ir de prisa exprimiendo momentos para hacer de ellos una gloria. No me interesaba tener una casa con 18 habitaciones ni una colección de autos.
En cambio, yo sí quería, leer un libro por semana, escuchar música acostada sobre el pasto o la arena, jugar con un hombre sincero a que me ame y aprender a amarlo, un trabajo de vocación y profesión, un marido y dos hijos, plantar flores en el jardín un domingo de primavera, protestar por que los precios de la carne suben y por que tus pies están fríos. Quería ir al easy a comprar cosas para arreglar las perdidas del baño, quería hacer las compras del súper con changuito, hablar sobre moda con mi cuñada en la cocina de la casa de mi suegra, mientras ella me mira quejosamente.
Yo quise aprender a vivir con moderación. Vivir, moderadamente, bien. Poder ser razonable, menos impulsiva, pero sin perder mi espontaneidad, quise poder enojarme y divertirme a partes iguales, quise ser feliz y poder estar tranquila y vital, para no olvidarme lo feo que era estar cansada de estar triste y de cargar con tristeza agobiante.
Pero lo cierto es que hoy me despierto y me ataco a preguntas en el vestidor mientras me visto, y me pregunto qué gano, me explico que la vida tiene menos sentido viviendo así de despacio, con paciencia y sin sobresaltos, sin amantes, sin muertes, sin llamados a mitad de la noche, sin insomnio, sin esos amores.
Pero lo cierto es que hoy elijo escuchar a esa otra parte de mi, que me recuerda que vida, es esto que tengo. Esto del amanecer cotidiano, de desayunar en pijama dos tostadas con mate, y esto de tener tres o cuatro defectos. Pero que esos defectos, me hacen bonita y hermosa, porque son reales y porque son míos. Porque son de verdad.


             Y como todo va y viene, y se recicla, y sigue su curso, y fluye, lo que soy o quiero ser
                         volverá indefectiblemente, a despertarme de la tranquilidad y
                                              me hará romper todas las normas.

8 comentarios:

Hugo dijo...

El tiempo pasa demasiado rápido, pero siempre hay que detenerse en esas pequeñas cosas...

asi que esto es el sexo dijo...

Bueno, veo que un nuevo blog se aproxima.

Espero tome la forma buscada y avance, mujer.

Luz en el nuevo viaje y gracias por seguir.
PD: Eso si, tenga cuidado con seguirme muy de cerca, que me caliento cuando me miran el culo.

Amor primario dijo...

Hugo: Creeme que el tiempo pasa aun más rápido cuando esas cosas no estan!

Asi que esto es el sexo: Me da luz para el nuevo viaje? Espero sea de colores! y no puedo contenerme, de seguro su culo es tann lindo que no me responsabilizo...ups_!

asi que esto es el sexo dijo...

Ahora me deja con la tentación a flor de piel.

Nada más lindo que un buen apretujón en el momento indicado...
Todo quedará a razón de cuan pertinente sea, señorita.

¿Puedo confiar en usted?

Amor primario dijo...

Asi que esto es el sexo:
Confie...pero no se relaje!

asi que esto es el sexo dijo...

Imposible evitar el relajo, dependiendo del momento, claro.

A lo mejor usted es fanática de la tensión mejor..
Usted sabrá decirme mejor.

Amor primario dijo...

Sr sexo: Podrìa decirle mucho mejor. Pero lo voy a dejar a su criterio, como dice mi amiga karina olga...

Scotos dijo...

Me pasa que se me olvida como era de niño y ahora que lo recordé, todos me tildan de manipulador. No entiendo a la vida ;)