sábado, 7 de mayo de 2011

Por enécima vez

Me abstraje y me metí en mi caparazón. Me escuché. Me leí. Me ví.

Lo recordé casi instantemente. Por esa canción. Por ese momento. Por esa noche en una casa ajena del otro lado del océano.
Y después miré esa foto que está sobre la pared y acusa la sonrisa de un niño que intentó hacerme mujer. Aquel no interpuso resistencia al recuerdo de éste.
Y con el sabor dulce y caliente de mi té de durazno pude sentir a aquel otro hombre que me regaló una canción de amor 6 años después de componerla.
Releí renglones en los que hablaba de otro hombre que se incorporó en mí por un beso de labios húmedos y amargos.
Letras de otro hombre que fue mi fiel confidente, mi compañero de juegos insomnes.
Ese otro hombre que confesó “no sé hacer el amor sobre la tierra” y me dejó estúpida a casi 1000 km de distancia. Ese mismo mandó “besos desde el sur” y me abrigó toda una tarde de otoño.
Otoño. Mayo. 7. como hoy.
Un año después.
Y los recuerdo a todos ellos y sé cuan segura me siento al decir que soy lo que soy por cada uno de ellos. Por lo que dieron y por lo que me negaron.
Cada una de mis partes se compone de esos hombres que me dejaron algo en la piel, en los oídos, los ojos, la retina o la ilusión.
Algunos tocaron mi piel como la de una mano que sujeta un objeto, otros me acariciaron como uno toca el pétalo de una rosa para sentirla sin romperla. Otros no hicieron mas que abrirse cual capullo y solo dejarme verlos florecer.
Cada uno y cada una de mis partes.
Mi piloto en vuelos nocturnos, pidiendo datos para imaginar un rostro, una caricia. Un desparpajo de complicidad.

Lo recuerdo a él y con él todo lo pasado detrás. Un rostro de mil formas y cien aristas.
Un beso que lo contuvo todo.
Un abrazo en el que me perdí dentro de su cuerpo. El tiempo que se detuvo y la gente nos miraba en pleno acto amoroso como condenándonos al maldito infierno mismo.
Lo que ellos no sabían, era el bendito cielo divino al cual habíamos arribado al mismo tiempo que en nuestro abrazo nos fundió en uno, y nos confundió dentro de esa misma multitud que nada sabía de nosotros.
Mi té ya no sabe a durazno, la canción se acabó y ella despertó.
Ya el rostro de todos esos hombres eran solo invenciones. Y miraba a ese hombre que todas las noches mira antes de dormir.


9 comentarios:

Lila Biscia dijo...

sabes?
me encanto leer esto, y me conmovio, porque me hizo pensar en esos, los hombres que ayudaron a ser quien soy: amorosa, entregada, desconfiada, temerosa, pero siempre creyendo finalmente, que el amor lo puede todo...
pienso que el ultimo amor, es el que mas nos queda, que aun tenemos en la piel, a veces ardida de dolor...
pero las intensidades, para quienes amamos de esa manera, siempre nos dejan calor adentro (del bueno y del malo)

un abrazo inmenso

Periférica dijo...

Precioso y preciso.

Hugo dijo...

Muy bien escrito, como siempre.

Abrazo...

Georgia SinClaire dijo...

*
Todas esas sensaciones. Todos esos recuerdos. Esas imagenes. Esas vivencias. Nos hacen lo que somos. Fundamentalmente, nosotros hacemos con ellos lo que somos.
Habrá que elegir.
Pero dice una canción que "los recuerdos suelen contarnos mentiras"
Y ahí hay un problemita para los que vuelven y una salvación paara los que viven con calidez la nostalgia.

Qué sé yo.

Un abrazo.
(Hay hombres que nos cambian para siempre..Yo sólo puedo contar a dos, POR AHORA...)

guille dijo...

La cara que ves a tu lado cada noche antes de dormir.

La que te hace saber que ya no hay que buscar mas.

Amor primario dijo...

Lila! Para qué decir más con mis palabras si las tuyas son igual de "sabias" y más hermosas que las mías?! La próxima le canto el tema y usted me desarolla el texto. Hoy sus palabras me fueron dulces. Un abrazo srita.

Eve: real y consiso.

Gracias Carolus, no te prmeto pasar por tu link, ya tengo demasiados consejos utiles para hacer el amor como los dioses. "Ser yo misma"! jaja.



Huguito! Otro abrazo. Que bueno tenerlo aun por estos lados.

Geo...yo creo que todos nos cambian. Los grandes hombres y los pequeños tambien. Una partecita nuestra siempre nos abandona en el intercambio con el otro. Triste sería si asi no fuera y quedaramos siempre iguales a pesar del paso de los otros en uno.
Pensalo. Avisame si me equivoco y porqué. Un beso niña.

Guille: El problemita está en que la cara que veo solo es visible para mi. Me habré aferrado mucho al recuerdo? O me estaré volviendo muy autosuficiente? Ja. Te dejo la duda. Un beso con abrazo.

Georgia SinClaire dijo...

.

Lo pensé.
Amerita una charla.
Poné el agua.
(Pero si, creo que estoy de acuerdo).

Scotos dijo...

Yo las recuerdo a todas con compasión (no confundir con lástima). No he sido lo que esperaban de mi.

Hay una que me arde en la piel, hay otra que me arde en el corazón, es inevitable este delito culposo.

Amor primario dijo...

Que disociación entre el amor y el sexo mi queridisimo!
Te arde en la piel del sexo endemoniado y te duele en el amoroso corazón...
Tal cual...