viernes, 30 de julio de 2010

Hablando de mentira

Estoy cansada, asqueada, aburrida de repetir siempre lo mismo. Por una vez, voy a cambiar de estrategias y decirte que ya te olvide. Que no sé a que saben tus besos por las noches antes de dormir, que ya no me lo pregunto tampoco. Voy a escribir que no necesito tus caricias. Que no escucho aquella canción que me regalaste, que no tengo fotos tuyas en los espejos. Porque ya no necesito mirarte cuando intento mirarme a mi. Ya me olvide a qué olía tu piel cada vez que te respiraba por las mañanas, no sufro más escalofríos cada vez que entro en ese bar ni lloro cuando paso por la esquina de Chacabuco y La Rioja.
Las marcas que dejaste en mi cuerpo han cicatrizado y he logrado enamorarme de otros hombres.
Manejo con más cuidado y mayor precaución, respeto los lugares donde esta prohibido estacionar. He dejado de fumar y me emborracho en todas las fiestas familiares.
Ya no uso tu teléfono. Ya no camino descalza. No voy todos los jueves a la plaza. Me he vuelto una persona meticulosa, ordenada y aplicada. Mi mente esta clara y no hay dudas sobre el camino a seguir.
Aprendí a decir penitencia de corrido. Empeñé el anillo de compromiso que me diste. Hago el amor con total entrega, sin resguardos, sin tapujos. He aprendido a decir te quiero, a pedir socorro en tiempos de tristeza y no cocino más tartas de frutilla los domingos.
He decidido quedarme en esta ciudad porque ya no me persiguen como mounstros tus recuerdos en las calles. Agosto ya no es el peor mes del año y he dejado de soñar en inglés.
Pero es mentira que aun no te extrañe. Es mentira que aun no espere que vuelvas desde donde estas. Es mentira que crea que la muerte es parte de la vida. Es mentira que cada noche puedo dormirme sin antes recordar tus ojos. Es mentira que no encuentre un espacio para hablar de vos en cada hueco. Me molesta que no estés y me enoja saber que no vas a volver. Me irrita cuando la gente opina sobre cómo he logrado superarte. Como si pusieran..
Ayer sonó el teléfono y alguien pregunto por vos. Rompí en llanto y no supe decirle que jamás volverás. Quise creer por un momento que habías bajado a la verdulería a comprar duraznos. Le conteste que te habías mudado. Que ese ya no era tu número.
                            Y esa, es la única mentira que es verdad.

10 comentarios:

Verónica Molina dijo...

Muy muy lindo post. Emotiva la verdad, la única, la más triste de todas: que él no bajó a comprar duraznos. Y que ése ya no es su número.

Ojalá la verdad fuese otra, pero a veces -la mayoría de las veces- no podemos elegir (éso solamente sucede con los duraznos).

Te sigo leyendo.

L dijo...

tal cual, emotivo al 10000%

Geisha dijo...

ay ay ay...

YESS dijo...

Realmente no sé qué decir, estoy llorando como una loca frente al monitor.

deMónicamente dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
deMónicamente dijo...

intentar que todo eso sea posible, es un buen comienzo.
el duelo esnecesario. date tiempo!!
sigo por acá!!

Anónimo dijo...

duro...y sincero

Amor primario dijo...

Vero: Triste realidad. De ahora me tomo todo el tiempo del mundo en la verdulería!. Gracias por seguir por estos lados linda. Besotes

Ménage: se siente más aún de cómo las palabras lo reflejan. Creeme.

Geisha: sniff sniff

Yess: eramos dos!

DeMónicamente: El problema es cuando ves que el tiempo pasa y todo sigue igual. De todas formas, hay heridas que jamás cerrarán. Aceptarlo es un buen comienzo también. Gracias por la compañía mi querida!

Oscuro: 100% Amor primario. Beso para usted.

charllote (diario de una ninfomana) dijo...

nose cual sea tu historia, recien descubro tu blog, pero si t interesa leete un libro que se llama "los hombres (algunos por desgracia) siempre vuelven" de penelope parker...
me ha ayudado con el mio,con el q se fue.

Scotos dijo...

Bravo! bravo!!