domingo, 18 de julio de 2010

Aeropuerto frío, estúpido y conocido



La noche en la que el fin del mundo tuvo lugar, le acaricié las alas a esa criatura salvajemente dulce. Atrozmente hermosa. Me vi en sus ojos. Me reconocí en su mirada desolada. Acaricie sus muslos, su carne y su piel. Bese sus ojos, sus manos y lo sorbí para hacerlo más mío. Engullí su ser para quedarme con él.
Me lamió con una devoción y una ternura tan sumisa que se parecía demasiado al amor. Al beso de la felicidad en una noche negra y polar.
Le hice la saliva tibia de vino embriagado, le cambie el aliento, le hice temblar su cuello bajo mis besos. Avance con oculta saliva sobre la tierra de su espalda.
De su sangre y no de mí, susurré sonidos tan parecidos a palabras haciéndole saber de mi llamado y mi deseo.
Mi boca se hizo pulpa, vino, sangre y miel. Mi membrana pubis ardiente y mi carne sin piel directamente, atravesada y constreñida. Mi cuerpo tiritó por el fragor de sus latidos. Mis pechos, mis muslos, mi abdomen y todo mi ser bienaventurado se estrujó, se excedió, se propaso y le enseñó sin límites la ardentísima dulzura de mi sexo. En silencio reconocí su nombre mientras una desesperanza oscura ahuyentó mi sueño. Recogí su brazo en mi cintura mientras su otra mano, acaso, reconocía mis pezones ya tiesos y deseosos.
Estallamos en polvo como mil partículas por el aire para respirarnos y volver a ser. Yo, un poco mas de él. Él un poco mas de mi. Y nosotros, con el mismo sabor de siempre, a nosotros mismos. Tan lejanos y tan ansiados. Tan él que sabe a mi y tan yo que soy de él.
La nieve nos robó los ríos, los paseos en bicicleta, el cigarrillo del bosque. El frío nos descubrió amontonados y desnudos sobre la alfombra, en la mañana del día en que nuevamente, él habría de partir.
Si su corazón no fuese tan ansioso, revoltoso e inquieto, hoy compartiríamos la casa. Sino lo hubiese dejado partir esa tarde en el andén del tren, hoy sería mi esposo. Pero porque su alma es libre, su cuerpo desestructurado, su mirada salvaje y sus alas son tan suyas, es que lo amo y siempre habré de amarlo. Así de simple como es. Con una visita de semana cada semestre, con un encuentro en el puerto del país más exótico, con viajes que se anuncian en aeropuertos y con billetes de millas acumuladas en su ser.
Por las camas de hoteles compartidos, porque es trilingüe, porque junta la basura con la palita para evitarme la parte tediosa de barrer, porque sabe cuanto amo las bandejas con patitas, porque se comparte sin mentiras, sin vergüenzas y sin tapujos. Por sus correcciones sin aires de soberbia. Porque me deja ver lo que es. Porque me hace ver lo que soy. Porque desde hace tres años, cada semestre, me deja enamorarme de él…y de mi…cuando estoy con él. Por como ama la vida con una pasión sin sentido, porque ama el mar y el amor, porque ama a Hendrix y también me ama a mi.
Tanto como hoy. Como si para siempre fuese hoy.

5 comentarios:

P dijo...

Que dicha ser el hombre al que destinas tus palabras..No cabe el mundo entero en tu cuerpo mujer

Hugo dijo...

Quien sabe, por ahí algún día en vez de ser cada semestre pasa a a ser más seguido. Uno nunca sabe.

L dijo...

que tengas feliz dia del amigo!
abrazo gigantote

Amor primario dijo...

Ayy P..solo suspiros por usted. No se aleje mucho por favor. Mande postales como siempre!

Huguito! Jamás será de otra forma. Pero con optimismo pienso que en eso reside la magia.

Ménage: Pero mi querido!! Espero usted también haya tenido un hermoso día en su día. Otro abrazo para usted!

charllote (diario de una ninfomana) dijo...

lo mas dificil de las almas libres es retenrlas...siempre volaran